lunes, 23 de marzo de 2015

La babosa fantasma o Limaco carnivoro

Al parecer el descubrimiento del primer ejemplar de esta especie es muy reciente, fue hacia el año 2006 que se denotó la extraña presencia de estos animalitos en los abonos de las tiendas de horticultura en el reino unido. Catalogado como Selenochlamys ysbryda, es una especie nueva y muy rara para la ciencia debido a que tiene una peculiar adaptación en su anatomía: un aparato dental. En realidad posee un único diente verdadero, un análisis mas detallado confirma la presencia de numerosas  piezas dentales mucho mas pequeñas que su diente dominante,  a lo largo de toda su mandíbula interior que desempeñan las misma función que los dientes. 


Selenochlamys ysbryda



Vive enterrado o semienterrado y se alimenta de otras babosas y gusanos, una adaptación interesante es el desarrollo de una habilidad de afinar su cuerpo de  tal modo que, pueda introducirse a través de los agujeros que dejan a su paso los gusanos con el fin de atraparlos. También tiene quimioreceptores en su antenas, que teóricamente le son útiles para atrapar a sus presas. 
Cuando caza un gusano o babosa, lo apresa con sus dientes, lo inmoviliza y literalmente empieza a succionar sus fluidos internos y tejidos. Este interesante gasterópodo, no tiene concha debido una adaptación en medios donde la presencia de calcio es muy pobre o casi nula, y por tanto también pueden enunciarse como caracoles sin concha. 



He estado realizando un ejercicio de indagación frente a formas de vida que hayan desarrollado estrategias adaptativas que impliquen modificaciones complejas, teniendo en cuenta sus medios y sus condiciones de evolución. Esto permite traslapar su análisis a condiciones astrobiologicas, donde los criterios de adaptación y evolución de teóricos protobiontos, traspasa las fronteras de los conceptos de la tradicional biología evolutiva. 
Por eso es que he estado analizando desde anteriores entradas las diferentes estrategias de adaptación de formas de vida discretas en tamaño, pero altamente complejas en sus mecanismos biológicos de adaptación. 
Para el caso de este gasteropodo, es interesante porque la mayoría de babosas que encontramos en los campos pueden comer carne, pero lo hacen en muy raras ocasiones, el componente mayoritario de su dietas son plantas. Encontrar un limaco carnívoro con esta adaptación, permite abordar un nuevo paisaje evolutivo de transición, donde existen formas intermedias de especialización donde la ventaja selectiva del genotipo esta determinada por el medio de desarrollo y la influencia bioquímica de su entorno. 



FUENTES. 




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